Todo empezó con la aparición recurrente de vómitos, diarrea, fatiga y espuma en la orina. Pese a que el diagnóstico fue difícil de digerir y los gastos para tratar una insuficiencia renal sumaba angustia a su situación, Halberth Lobos encontró en el Seguro Social no solo servicios médicos de calidad, sino un apoyo emocional que lo ayudó a sobrellevar la espera.

Para Lobos el IGSS desempeña un rol muy importante y su existencia es una bendición.

Después de 3 años y 9 meses enfrentando la hemodiálisis con una fortaleza admirable, recibió un regalo de vida que marcó el inicio de un nuevo capítulo: un trasplante de riñón exitoso.

“Fue un técnico del IGSS el que me animó y me dijo que mi vida no estaba acabada. Me habló de otras personas que siguen con sus sueños incluso estando en hemodiálisis y eso me animó bastante”, expresó.

Este procedimiento no solo representó una segunda oportunidad, sino también una muestra de generosidad y valor de su hermano, quien sin pensarlo se ofreció como donante y se puso en manos de los médicos del Instituto, quienes realizaron el procedimiento, el 885 de la historia institucional.

Lobos extendió un agradecimiento profundo no solo hacia su donante, sino también para el equipo de médicos del Hospital General de Enfermedades, cuyo profesionalismo y dedicación fueron pilares fundamentales.

“Es un gran alivio ya no depender de una máquina. La verdad, el IGSS desempeña un rol muy importante y es una bendición contar con él”, compartió.

La institución ha realizado 885 trasplantes desde 1986.

Con la ayuda de su familia, amigos y el personal médico, Lobos se embarcó en esta nueva etapa con esperanza y una perspectiva renovada.

Este trasplante no es solo un procedimiento médico, es un testimonio de la resiliencia humana y de la cadena de manos que se unen para lograr un milagro de vida.

El equipo de médicos y enfermeras del Hospital General de Enfermedades fueron partícipes y testigos de otro milagro de vida.