Discurso pronunciado el 2 de enero de 1948

Honorable Cuerpo Diplomático, Señoras y Señores:

En nombre del Gobierno de la República, declaro solemnemente inaugurado el Instituto Guatemalteco del Seguro Social.

Es este, uno de los más importantes capítulos de la Revolución de Octubre.

La Revolución de Octubre, como todos lo hemos dicho en repetidas oportunidades, no fue ni un golpe de Estado militar, no fue una revuelta social, ni fue una aventura política, por la cual algunos hombres o algunas clases sociales quisiesen usufructuar en forma de rapiña de los bienes alojados por la providencia en este pedazo de suelo.

La Revolución de Octubre es la aspiración de un conglomerado a recuperar su dignidad en todas las formas humillada hasta el 20 de octubre de 1944.

Es una revolución, por esto, progresista, que no va a intentar transformar la estructura social, la estructura económica, la estructura política, la estructura ética, en el término de unos meses ni de unos años. Es una revolución en que el pueblo de Guatemala, unificado en sus aspiraciones y poniendo la suma de sus valores morales, aspira lentamente a convertirse en una república que todavía no es.

El Instituto Guatemalteco del Seguro Social, es un ejemplo magnífico de este intento paulatino y progresivo de resolver vastos y complejos problemas de nuestra vida.

Pero la Revolución de Octubre tiene otro carácter que conviene repitamos en esta oportunidad. Ha sido una revolución antipersonalista; aspiramos en Guatemala a que la República sea dirigida no por un hombre providencial en el cual se hayan dado todas las esencias de la divinidad. Aspiramos a que esta República sea gobernada por un conjunto de talentos, de voluntades, al servicio de la comunidad.

No hay en nuestra Guatemala figuras de semidioses. La aspiración de la Revolución ha sido ir colocando, paulatinamente, nuestros grandes problemas, en manos de los mejores talentos de la República.

Así como se ha organizado a su manera el Ejército Nacional de la Revolución, así como se ha organizado la Universidad Autónoma de San Carlos, así como se ha organizado el Banco de Guatemala, así se organiza también este Instituto Guatemalteco del Seguro Social, que la República pone en manos de hombres de talento y de una pasión cívica de primera clase en nuestro país.

Al hacer esto, con este engranaje de autonomías, tan peligrosas, tan incómodas, pero a la postre tan fecundas, el Gobierno de la Revolución está cumpliendo son su deber.

Mi gobierno está tranquilo sobre los destinos de este Instituto, que tiene en sus manos la solución de uno de los más complejos problemas de nuestra vida​ social y económica.

Estoy tranquilo, porque está encomendado a personas de jerarquía moral y cívica superior entre nosotros.
Con estas palabras cumplo con el grato deber de dejar el Instituto y la voz esta mañana en manos de sus directores.

Dr. Juan José Arévalo Bermejo
Presidente de la República de Guatemala

Fuente: Arévalo: “Discursos desde una Guatemala inconclusa”, Editorial Catafixia 2014.