El Dr. Víctor Manuel Calderón, Otorrinolaringólogo de la Unidad de Consulta Externa de Enfermedades del IGSS, alerta sobre los peligros de utilizar hisopos para la limpieza de los oídos, destacando que esta práctica puede causar severas lesiones, incluida la sordera.

Los oídos, órganos vitales para la comunicación y la percepción del entorno, son esenciales para la supervivencia y la satisfacción de necesidades básicas. «El paciente que no escucha está más perdido que el que no ve», enfatiza el Dr. Calderón.

El Dr. Víctor Manuel Calderón, Otorrinolaringólogo de la Unidad de Consulta Externa de Enfermedades del IGSS, da recomendaciones para cuidar el oído de manera correcta.

El oído se divide en tres partes: externo, medio e interno. El oído externo, que se extiende hasta la membrana timpánica, mide alrededor de 2.5 centímetros de largo y tiene una forma de S, lo que ayuda a proteger el tímpano. Las glándulas en la entrada del conducto auditivo producen cerumen, una sustancia esencial para el buen funcionamiento del oído.

El cerumen tiene tres funciones principales: lubricar la piel del oído, impedir el crecimiento de bacterias y proteger la membrana timpánica de cuerpos extraños, como insectos.

«El cerumen es la primera línea de defensa del oído externo»

«El cerumen es la primera línea de defensa del oído externo», explica el especialista. «Los cilios en el oído funcionan como escobitas que sacan el cerumen en forma de pequeñas pelotitas, por lo que no es necesario insertar objetos como hisopos o ganchos para limpiarlos.»

El uso de hisopos es responsable de al menos el 30 % de las lesiones en el oído, que van desde picazón por falta de cerumen hasta la perforación del tímpano. «Todos los días atendemos casos de lesiones causadas por el uso de hisopos», señala el especialista. «Repetimos a los pacientes hasta la saciedad: no usen hisopos ni ningún objeto para limpiarse los oídos. A modo de broma, decimos que el oído derecho debe limpiarse con el codo izquierdo y el oído izquierdo con el codo derecho.»

Las partes del aparato auditivo son muy sensibles.

El profesional identifica dos grupos de personas que sufren de taponamiento por cerumen: aquellos con un conducto auditivo muy estrecho, que requieren lavados de oído cada tres o cuatro meses y el uso de gotas de glicerina una vez al mes, y aquellos que utilizan hisopos u otros objetos para la limpieza del oído.

Además, el especialista destaca que los problemas de audición en personas mayores de 60 años, conocidos como presbiacusia, pueden ser el resultado de una vida de exposición a ruidos fuertes, infecciones severas de oído y el uso indebido de hisopos.

Los oídos son un sentido de vital importancia.

Para mantener una buena salud auditiva, el Dr. Calderón sugiere realizar un examen de oído anual, especialmente en personas mayores de 60 años y en aquellos con problemas auditivos previos. «Es crucial seguir las instrucciones de los especialistas para prevenir daños mayores», concluye.

Esta advertencia subraya la importancia de evitar el uso de hisopos y optar por métodos seguros y recomendados por profesionales para el cuidado de los oídos.