El Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, designado por la Asamblea General de las Naciones Unidas para ser conmemorado el 15 de junio de cada año, tiene el propósito de sensibilizar al público sobre este problema social y moral.

Al respecto, la psicóloga María Gabriela Sánchez, del Centro de Atención Médica Integral para Pensionados (CAMIP), explicó que toda persona corre el riesgo de ser sometida a diferentes tipos de abuso como el físico, psicológico, sexual o económico. No obstante, en el caso de los adultos mayores, se suman la negligencia y el abandono.

Entre las señales que advierten que el adulto mayor se encuentra en peligro están el aspecto físico, pues aparte del descuido en el aseo personal hay moretones o manchas. Además, podría estar padeciendo ansiedad si tiene dificultad para dormir, así como palpitaciones constantes o presión en el pecho.

En el contexto económico, el abuso se da cuando el adulto mayor no tiene conocimiento de cuánto dinero recibe, como en el caso de una pensión, porque los familiares o quienes lo cuidan se encargan del manejo de sus bienes monetarios. “Esto repercute en su comportamiento porque no está percibiendo nada de lo que le pertenece. Podría estar retraído y decaído”, indicó Sánchez.

Toda persona corre el riesgo de ser sometida a diferentes tipos de abuso como el físico, psicológico, sexual o económico

Un factor que agravó esta situación, no solo para las personas de la tercera edad sino para todos, fue la pandemia del Covid-19. Debido al confinamiento, hubo mayor convivencia que no necesariamente fue saludable y que significó un incremento en el abuso psicológico y físico.

La profesional dijo que la reclusión hizo que se agudizaran problemas ya existentes en el hogar, antes opacados por actividades cotidianas, y que por eso no se tenía la capacidad de detectarlos y conversar. “Esos gritos que llevábamos dentro tuvieron que salir. Entonces surgieron emociones muy importantes que fueron proyectadas en cuestiones de familia”, comentó.

Por su parte, Sheila Flores Alvarado, supervisora del Área de Trabajo Social de dicha unidad médica, indicó que el adulto mayor debe ser un sujeto y no un objeto de derecho que no tiene decisión propia. Añadió que lo más importante es establecer un vínculo comunicativo con ellos, conocer sus problemas, necesidades y brindarles comodidad.

A través de CAMIP, el IGSS atiende a los adultos mayores por enfermedad común y por otros padecimientos que requieren especialidades médicas, tales como terapia ocupacional o clubes de manualidades. Asimismo, cuenta con programas de visitas domiciliares, cuyo objetivo es facilitar la atención en salud a quienes la edad avanzada o condición les impide salir de casa.