Una insolación ocurre cuando el organismo no puede regular su temperatura y el calor corporal aumenta hasta llegar a los 40 o más grados centígrados. En casos leves, este trastorno se manifiesta en mareos o sensación de sed intensa, mientras que en situaciones más complicadas pueden presentarse convulsiones, pérdida de conocimiento y dificultad para respirar.

El doctor Diego Rolando Castellanos, residente del Hospital General de Enfermedades del IGSS, explicó que aunque este problema se incrementa durante épocas de verano y se asocia comúnmente con la exposición a los rayos solares, también se origina por el exceso de actividad física.

Realizar ejercicio o un esfuerzo muy grande sin la adecuada hidratación y calistenia (calentamiento), amplió el galeno, puede causar fatiga y un incremento abrupto del ritmo cardíaco.

“Las personas que corren en maratones o carreras son bastante propensas a sufrir de una insolación, no solamente por un entorno caluroso, sino también por lo extenuante de la actividad”, dijo.

Se recomienda abstenerse de salir en horas de alta concentración de rayos ultravioleta para evitar quemaduras

Asimismo, son notorios síntomas como desorientación, ansiedad, vómitos, diarrea, piel enrojecida y seca. Por esa razón, se recomienda abstenerse de salir en horas de alta concentración de rayos ultravioleta para evitar quemaduras.

El tratamiento inmediato consiste en llevar a la víctima a un lugar fresco y sombreado, retirarle la ropa innecesaria y posteriormente enfriar el cuerpo con un trapo húmedo y compresas de hielo, buscando que la temperatura disminuya lo antes posible mientras es visto por un médico o se le traslada a un centro asistencial.

Castellanos indicó que cuando no sea posible la hidratación vía oral debido a la inconsciencia de la persona, es necesario utilizar el método intravenoso.

El segmento de la población más vulnerable son los niños y adultos mayores de 65 años, en quienes el sistema nervioso central no está plenamente desarrollado o está empezando a deteriorarse.